Fisterra queda lejos de Fisterra
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El segundo Congreso de Turismo de la Costa da Morte ha puesto esta semana en evidencia un par de cosas que deben ser tenidas en cuenta. La primera de ellas es el escaso interés que la cita despertó en los políticos locales, pese a que las ponencias, impartidas por expertos de media docena de países, versaban sobre la promoción turística de los Fisterras europeos.
La segunda, directamente relacionada con la primera, es que la Costa da Morte está a años luz de esas otras regiones que se consideran hermanas. Los datos de Cornualles, la comarca británica del Land¿s End, son significativos: en el 2006 se realizaron casi 26 millones de pernoctas. ¿Cuántas en la Costa da Morte? Sea cual sea la cifra, ni se le parece. Seguro.
Más comparaciones odiosas: el mapa de Cornualles que expuso el especialista de Turismo de Penwith, David Rutherford, estaba plagado de zonas protegidas en distinto grado. Había desde lugares reconocidos como Patrimonio de la Humanidad hasta zonas verdes, de interés paisajístico o monumentos como un teatro construido entre acantilados, que seguro moviliza a un buen número de espectadores cuando se celebra alguna actuación. ¿Y en la Costa da Morte?
En Cornualles, para atender a la demanda turística, hay toda una batería de categorías hosteleras. Hoteles, casas de turismo rural, pensiones (los famosos Bed&Breakfast ) y algo que aquí suena a chino: los particulares ofrecen habitaciones en sus casas, algo que se ha regulado para que se haga de modo legal. ¿Y en la Costa da Morte?
Bretaña francesa
La Bretaña francesa es también un mundo aparte. La estancia media de los turistas, según contaban los especialistas que se acercaron a Corcubión, es de 11,5 días. ¿Cuánto tiempo se quedan los turistas en Fisterra cuando visitan el faro? En la Bretaña, explicaba Delphine Martins, la clave está en el entorno natural, las playas y la calidad de vida. Está, como la Costa da Morte, mal comunicado, con una salvedad: hay autovía libre de peaje.
También señalaba la representante de la Bretaña francesa en España (que haya una representante evidencia la importancia que dan en el país vecino a la promoción), que en la zona de la costa atlántica gala que ocupa la Bretaña, en la que está el Finistère francés, hay 25 pueblos con carácter. Se trata de un reconocimiento de calidad otorgado por el Gobierno francés a aquellas villas que, entre otras cosas, han ocultado todo su cableado (teléfonico y eléctrico) y sus antenas. En la Costa da Morte no haya ni una calle que aguante la comparación.
Cabo Norte
Pero es que Nordkapp, en Noruega, tiene también sus características especiales. Aunque en la zona sólo hay seis aldeas con un total de 3.500 habitantes, por allí pasan entre mayo y agosto 200.000 visitantes. La cifra parece pequeña si se compara con los 600.000 que se dejan caer al año por Fisterra en el habitual viaje de ida y vuelta desde A Coruña o Santiago, pero hay más diferencias.
Mientras en la Costa da Morte se lucha por la instalación de unos pantalanes y se prometen puertos deportivos con una fecha más que dudosa, cada año atracan en en norte de Noruega un buen número de trasatlánticos con toda su carga de viajeros dispuestos a gastarse el dinero. Sólo este verano esperan que toquen puerto un centenar.
Además, en Nordkapp han sabido aprovechar muy bien el tirón de un deporte que tiene a sus incondicionales y que, en general, se asocia con el turismo de calidad y de recursos: son miles los que cada año se desplazan a la zona a practicar la pesca en el mar.
Esa posibilidad existe también en la Costa da Morte. ¿Cuantas iniciativas se han puesto en marcha para aprovechar ese mercado?
El senderismo, las rutas en bicicleta o los paseos en barco son algo que lleva años desarrollándose en el resto de Europa, pero que en la Costa da Morte no ha hecho más que asomar la cabeza.
Si era evidente que quedaba mucho por hacer, el Congreso de Turismo, además de para aprender modelos ha seguir, ha servido para dejar claro que queda mucho más de lo que muchos pensaban. Algún ponente, tras visitar la zona, aseguró que aún se podía lograr un buen futuro. Si el cemento no se lo come todo.